Andrés Jaramillo. Coordinador

21 de Junio 2014. El siguiente artículo es propiedad de elcomercio.com agradecemos la información compartida libremente.

Cedro, caoba, ceibo y tangaré son espe­cies en peligro en el Ecuador. El banco de semillas y el labora­torio genético son opciones de conservación.

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Ecuador fue uno de los 86 países que, desde 2010, aceptó una misión de la FAO: elaborar un informe nacional sobre los recursos genéticos fores­tales disponibles.

Los datos sirvieron como insumo para hacer un diagnóstico mundial que se presentó a inicios de junio de este año y resultó poco alentador.

Más de la mitad de las especies subes­pecies registradas está en riesgo. Es decir  3997. La mayor parte de ellas está en Asia, África, América Latina y el Caribe.

En el laboratorio in vitro del vivero municipal ubicado en el sector de Cununyacu, en la periferia de Quito, se modifican plantas para hacerlas resistentes.

En Ecuador hay 750 especies forestales que son aprovechadas anualmente. La lista de las más amenazadas la integran la caoba, el cedro, el ceibo, el tangaré, chanul y además el mangle. El 70% ha desaparecido en Manabí, El Oro y Guayas.

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Laboratorio in vitro

En esta última provincia se perdieron 19 856 hectáreas de mangle desde finales de 1970. El árbol es vital para el ecosistema porque es un refugio de organismos y especies.

En 400 hectáreas del sur del Ecuador, la Coordinadora Nacional para la Defensa del Ecosistema Manglar contabilizó 45 especies de aves, 15 de rep­tiles, 79 de moluscos y 100 especies de peces que dependen de los árboles para subsistir.

La tónica es similar en el resto de países que aportaron información sobre las especies. Cada año se pierden 13 millones de hectáreas de bosques en el mundo.

Las principales causas son: el cambio de uso de suelo, la introducción de especies exóticas, la ampliación de la frontera agrícola y el cambio climático.

El riesgo de que no se cuide este patrimonio forestal, para la FAO, es que en el futuro las plantas no podrán evolucionar, ni adaptarse a las condiciones climáticas. Lo que a su vez pondría en riesgo a la vida del planeta. Por eso, el llamado mundial es que todos los países amplíen la investigación genética forestal.

“Esto no solo servirá para la conservación, sino también ­para su aplicación en campos como la medicina, la industria y la alimentación”, explica Xavier Cornejo, biólogo especialista en recursos forestales.

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“En el Ecuador, el conocimiento de los recursos genéticos forestales aún es precario e insuficiente, aunque creciente”, según el informe ecuatoriano hecho para la FAO. “Son escasos los estudios y las instituciones que realizan actividades para protección, conservación y uso sostenible de recursos genéticos forestales”.

Hasta ahora apenas se conocen datos precisos de menos del 1% de especies de árboles registrados en el mundo.

Como respuesta, algunos países han emprendido iniciativas para conservar el patrimonio genético forestal y también para modificar las plantas; hacerlas más resistentes y garantizar su existencia.

El principal banco de semillas forestal del mundo se encuentra en  Kew, Reino Unido. Alberga a la mayor colección de especies de plantas silvestres del mundo para el almacenamiento de semillas a largo plazo. Cubre el 10% de las especies de plantas silvestres a escala mundial (incluidas muchas especies forestales). Se ha planteado como objetivo conservar un 25 % hacia 2020.

Hay otra iniciativa similar en Noruega. Su bóveda de semillas tiene la capacidad para almacenar 4,5 millones de muestras de semillas diferentes.

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Infografía:
La mitad de las especies en riesgo. Número total de especies y subespecies. Fuente: FAO/GG/El Comercio

En Quito, en cambio, el Municipio tiene tres viveros forestales para promover su conservación. De estos, se destaca el ubicado en el sector de Cununyacu, porque cuenta con un laboratorio in vitro.

Ahí, a través de la biotecnología, se reproducen de forma masiva plantas o clones de laboratorio. Estos pueden tener características superiores a las plantas originales.

El año pasado se produjeron 959 263 plantas en los tres viveros. De ese total, 499 831 correspondieron a árboles y arbustos y el resto a plantas de jardín.

En Guayaquil, la Fundación Pro-Bosque cuenta con un vivero forestal que puede producir hasta 100 000 plantas anuales, como parte de un proyecto integral de protección. Administra y protege la reserva privada Bosque Protector Cerro Blanco.

Desde mañana y hasta el 27 de junio, las políticas emprendidas en mundo serán evaluadas en la reunión anual del Comité Forestal de la FAO, en Roma (Italia). Ahí se espera llegar a consensos sobre un modelo de gestión.